Dislexia sin Complejos

jueves, febrero 27, 2014

La dislexia a debate

No ha salido aún a la venta (lo hará en el próximo mes de marzo) y ya ha empezado a generar lo que su título anuncia: debate y presumible polémica. Julian Elliot y Elena Grigorenko son los autores del libro The Dyslexia Debate del que se están haciendo eco diferentes medios de publicación ingleses.


Julian Elliot es psicólogo educativo en la Universidad de Durham y ampliamente conocido en el mundo de la dislexia por su habitual excepticismo en referencia a la propia dislexia. Hace algún tiempo hacíamos referencia en este blog a él a propósito de una publicación del parlamentario británico Graham Stringer titulado ¿Mito o realidad?
En el capítulo titulado ¿Es todo dislexia? de nuestro libro El reto de la dislexia podemos leer:

Con cierta periodicidad aparecen noticias o artículos que cuestionan la existencia de la dislexia. Hace unos años, en el 2005, una publicación en el suplemento de Times Educational de un artículo de Julian Elliott, psicólogo educativo en la Universidad de Durham, levantaba ampollas en el mundo de las Dificultades de Aprendizaje al afirmar que el término dislexia era un recurso médico al que se recurría porque a los padres no les gusta que su hijo sea considerado torpe o estúpido y cuestionaba la validez científica del término dislexia poniendo el dedo en la llaga: es precisamente el que haya tantas definiciones diferentes de dislexia (casi una treintena) lo que complica la cuestión.

En el libro que saldrá a la venta el mes próximo, Elliot y Grigorenko insisten en que el término dislexia carece de sentido o significado al ser utilizado con excesiva frecuencia, lo que representa un desperdicio de recursos educativos. Los padres están siendo engañados acerca del valor de un diagnóstico de dislexia.
Es indudable que la polémica va a estar servida; de hecho personalidades como John Rack de Dyslexia Action ya han salido al paso de esta dislexia a debate.
Es bastante cierto que la definición de dislexia se ha vuelto tan amplia y tan poco específica que está perdiendo el significado que pudiera tener; es por ello por lo que Elliot aboga porque se abandone dicho término y añade que, en la medida que se asocia el término dislexia de forma común a todas las dificultades de la lectura, se está volviendo imposible separar los diferentes grupos que hay.
Parece bastante evidente que se está refiriendo a lo que hemos mencionado en muchas ocasiones: metemos en el mismo saco las dislexias y las pseudodislexias.

La polémica está servida y se hablará y escribirá mucho sobre el tema en los próximos tiempos.

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