Dislexia sin Complejos

jueves, octubre 28, 2010

Nos sobran los motivos

Para la semana que viene, coincidiendo con nuestra estancia en Sta Cruz de Tenerife en la III Jornada de Dislexia en Canarias, este blog cumplirá cinco años. La historia de este blog está escrita en el mismo, en sus diferentes entradas a lo largo de todos estos años. Hemos comentado tantas noticias y otros asuntos relacionados con la dislexia que nos resulta cada vez más complicado tratar estos temas desde algún punto de vista original. Nuestro interés por la dislexia va menguando en la medida en la que nuestros zoquetes van desarrollando estrategias cada vez más eficaces frente a sus desventajas. Aunque sabemos que no hay que dormirse en los laureles, y por ello estamos ojo avizor, hay otros muchos temas que despiertan nuestro interés a los cuales la dislexia les ha robado demasiado protagonismo en el pasado. Además, persiste cierto cabreo habitual compartido con Manuel por todo aquello que no nos gusta del mundillo que rodea a la dislexia. Hemos querido dejar todo esto tantas veces que ya nadie nos cree cuando decimos que vamos a hacerlo, aunque ese día llegará porque nos sobran los motivos.

Este adiós, no maquilla un "hasta luego",
este nunca, no esconde un "ojalá",
estas cenizas, no juegan con fuego,
este ciego, no mira para atrás.

Este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré,
ahórrate el acuse de recibo
estas vísperas, son las de después.

A este ruido, tan huérfano de padre,
no voy a permitirle que taladre
un corazón, podrido de latir…

Esta introducción de la famosa canción de Joaquín Sabina podría ser el más apropiado epitafio para este blog, porque como dice el estribillo:

No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo.
Para decir "con Dios" a los dos
nos sobran los motivos.

Y no nos faltan motivos. Motivos para desconfiar de tanta mala gente como hay por ahí dispuesta a ponerte la zancadilla continuamente. Gracias a la dislexia (lo hemos manifestado en diferentes ocasiones) hemos conocido gente maravillosa que se afana por el reconocimiento social y educativo de esta desventaja; pero resulta llamativo que la propia dislexia nos haya convertido en enemigos íntimos de mucha más gente de la que os imagináis. ¿El motivo? Sólo se nos ocurre el que siempre hemos dicho lo que pensábamos con honestidad y franqueza, aunque a unos cuantos no les gustase, y en los casos en los que hemos denunciado actividades impropias más próximas al delito que a una pretendida ingenuidad, con pruebas. Tenemos perfectamente claro que no estamos en posesión de la verdad absoluta, y de ello nos damos cuenta cada vez que hablamos de dislexia con nuestros buenos amigos. Anita Pestaña (Presidenta de Dislecan) y nosotros solemos disentir más que coincidir en muchos de nuestros planteamientos sobre la dislexia, pero siempre desde el respeto mutuo hacia la postura de la otra parte. Así las cosas, ¿para qué seguir? ¿Qué sentido tiene todo esto? Para nosotros cada vez menos. Nos sobran los motivos para decir “con Dios” y dedicarnos a otra cosa. ¿Lo haremos? ¡Quizás el jueves que viene no haya la dislexia de los jueves!

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jueves, octubre 21, 2010

Juerga tropical

Como quiera que hace algunas semanas que no tocábamos el tema del cine y la dislexia, vamos a retomarlo para hablar de una simpática película en la que lo peor es el título en español: Juerga tropical (Summer School, Carl Reiner, 1987).



El señor Shoop (interpretado por Mark Harmon) se ve obligado a suspender sus vacaciones en Hawai para dar un curso de verano en la escuela en la que ejerce como profesor de gimnasia, cuando al profesor inicialmente previsto le toca la lotería (el profesor Dearadorian interpretado por el propio Carl Reiner).



Los integrantes de la clase de recuperación son un grupo sin desperdicio de auténticos engendros, niñatos egoístas en los que ya nadie tiene esperanza, a los que todo el mundo considera retrasados o delincuentes en potencia (tomado de Film Affinity).



El profesor Shoop, un tipejo simpático, descarado y bastante vago, conecta con los alumnos, y decide dejar que estos vayan a su aire y pasar él el rato entre tanto. Este es el principal motivo de las críticas desfavorables que obtuvo en EE.UU la película el año de su estreno.
Juerga tropical no es una gran película; no es El último emperador (Bernardo Bertolucci, 1987), Óscar de Hollywood a la Mejor Película de 1987, o Los intocables de Eliot Ness (The Untouchables, Brian de Palma), de ese mismo año y a la que hacíamos referencia en este blog hace unas pocas entradas.



Pero sorprende que esta película sea bastante desconocida, pues supera de largo varios de esos títulos que los treintañeros de hoy tienen en un altar. Sin mayor pretensión que la de ofrecer un rato divertido al espectador, la película resulta ser bastante más fresca y divertida de lo que en principio pueda parecer, toda una oda a la libertad individual, a la anarquía personal (Henry Morrison en Film Affinity).



Uno de los integrantes del curso de recuperación, Denise (Kelly Jo Minter), resulta ser disléxica, si bien nadie se había percatado hasta entonces, algo que le choca al señor Shoop.





Carl Reiner le da a la película la frescura necesaria que hace que el paso de los años no se note en exceso. Se trata de una película, en la que la dislexia tiene su pequeño papel, para pasar un buen rato, como era el caso de Como pez en el agua (Shooting fish, Stefan Schwartz, 1997). Un film de agradable entretenimiento, algo que necesitamos más cada día.

Podéis ver una secuencia de Juerga tropical en la que dos integrantes del curso de recuperación exponen una curiosa redacción en cien palabras gracias a YouTube.

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jueves, octubre 14, 2010

Demasiada mierda

Cuando tuvo lugar el III Congreso Nacional de Dislexia (el único realmente nacional que ha habido) en Málaga y retransmitido por videoconferencia en diferentes sedes en Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia, Palma de Mallorca y Tenerife, nos sucedió una anécdota que vamos a contaros. Dados como somos al lenguaje escénico del teatro, deseamos ¡Mucha mierda! a las diferentes asociaciones en el reto que se habían planteado. La expresión mucha mierda es una manera de desear suerte y éxito en una representación teatral. Su origen parece proceder de la mierda de los caballos de los carruajes a la puerta de los teatros de la gente pudiente, aunque no está del todo claro.



El caso es que, en concreto, mandamos un correo a la Asociación Canaria, Dislecan, deseándoles mucha mierda en su parte de participación en La Laguna. El Congreso fue un éxito en todas las sedes, incluida Canarias, pero su Presidenta, Anita Pestaña, nos prohibió volver a desearles suerte con la expresión teatral de mucha mierda. ¿El motivo? Los servicios del local donde tuvo lugar la videoconferencia se atascaron y ella y la vicepresidenta, Pilar Rodríguez tuvieron que ejercer de limpiadoras improvisadas.
Es por esta razón por la que no vamos a utilizar la mencionada expresión para desearles todo el éxito, que sin duda alguna tendrán, en sus III Jornada de Dislexia en Canarias-Un Abordaje Multisensorial.



La enorme calidad y rigor de las jornadas anteriores avalan esta nueva edición que contará, además, con el estreno público en España del corto bAd, en versión original subtitulada en español. La película ha sido excelentemente traducida por la propia Anita Pestaña, limitándonos nosotros a insertar los subtítulos en el corto.



No ocultamos la admiración que sentimos por los logros de Dislecan, como tampoco ocultamos la envidia (sana) por los de Dislebi con su Guía de buenas prácticas, recientemente publicada por el Gobierno Vasco, como tampoco podemos olvidar la indignación que nos produce, al igual que a Manuel en Mi dislexia y yo, tanta mierda como se amontona en este mundo de la dislexia. La verdad es que nos entristece, y mucho, comprobar que mientras la mayoría trabaja muy duramente por conseguir avances educativos y sociales frente a la dislexia y las demás Dificultades de Aprendizaje, unos pocos se dedican exclusivamente a sacar un beneficio propio.
Si ya desenmascaramos al anterior presidente de Dislexia sin Barreras, el cual tuvo que dimitir, así como denunciábamos la cesión de datos de socios a una determinada Fundación, en breve desenmascaremos a más elementos implicados en la penosa situación a la que ha sido arrastrada la asociación Dislexia sin Barreras.
Lo dicho: demasiada mierda en torno a la dislexia; y no en el sentido teatral con el que empezábamos este post.

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jueves, octubre 07, 2010

De los usos de la dislexia

Estamos acostumbrados, aunque no nos guste, a usos del término dislexia que, aunque indebidos, gozan de gran popularidad en Internet. Es habitual la descalificación que se hace por periodistas y comentaristas aludiendo a la dislexia política de algunos personajes públicos. Que un político diga una cosa y haga lo contrario no es si no la consecuencia de la propia actividad política. Y no tiene nada que ver con la dislexia. Quizás, el término dislexia política tenga su origen en la presunción de la relación con los problemas de lateralidad de algunos disléxicos: la confusión derecha izquierda y la asociación de esto con los términos sociopolíticos de la derecha y la izquierda. Como los bandazos de algunos personajes en una u otra dirección son frecuentes, la alusión a la dislexia resulta casi inevitable.
La verdad es que la dislexia no tiene nada que ver con la lateralidad. La denominada lateralidad cruzada es tan frecuente en la población general que no es de extrañar que haya disléxicos que la presenten, pero eso no significa que sea consustancial.
Ayer mismo, nuestra capacidad de asombro se vio desbordada cuando nuestro sistema de alertas nos informó de la siguiente noticia: Otra muy frecuente es la dislexia de cadera, que se trata de la dislocación, subluxación o luxación de la cadera al nacer o en los primeros meses de vida, publicado en Guía Médica de Honduras. Lo hemos dicho muchas veces: Errare humanum est; y resulta obvio que se ha cometido el error de usar el término dislexia por displasia, ya que lo que se describe es la displasia de cadera. Puede ser que el tipógrafo sea una persona con dislexia, pero se supone que la misión de un redactor debe ser evitar este tipo de errores y más tratándose de una publicación sobre temas médicos.
Con tanta barbaridad como puede leerse en Internet sobre la dislexia (y sobre cualquier cosa en general) deberíamos estar ya acostumbrados. Pero lo cierto es que no terminamos de hacerlo. Afortunadamente.

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