Dislexia sin Complejos

jueves, enero 22, 2009

El silencio de los corderos

Aunque el título de este post nos recuerde el de la extraordinaria película El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991), ganadora de cinco Oscar, hoy no vamos tratar de cine, entre otras cosas porque esta película no tiene nada que ver con la dislexia, excepto el título. Indirectamente, Tochi (a quien le debemos una entrada anterior), de la asociación valenciana AVADIS, nos ha sugerido el título de este post a propósito de un comentario en el Foro de AVADIS. Su reflexión acerca del asociacionismo llevamos haciéndonosla nosotros desde hace casi cuatro años. Una cosa está clara: nadie va a venir a llamar a nuestra puerta para solucionarnos un problema. Tampoco podemos esperar soluciones mágicas. Muchas personas con dislexia y sus familias, sufren las consecuencias de esta dificultad, es como ese silencio de los corderos cuando son conducidos al matadero. Quizás sea este el momento de convertir ese silencio en un Grito de guerra, como el título del extraordinario Blog de Manuel (Mi dislexia y yo).
¿Cuál es la finalidad de una asociación? Si la finalidad se supone que es aunar esfuerzos para conseguir presionar a las administraciones públicas para que se impliquen y acaben destinando recursos para solventar problemas, ¿por qué entonces la gente que vive este problema no se asocia? En España es muy probable que carezcamos de esa cultura asociacionista más propia de otros países europeos, quizás por individualismo, desconfianza, etc… No se trata de pagar una cuota y pensar que con ello se contribuye a los fines de la Asociación. Las cuotas son algo simbólico, insuficientes en la mayoría de los casos, que representan un compromiso del socio para con la asociación; pero lo más importante de una asociación no es la autofinanciación a partir de esas cuotas o de la masa social con la que cuenta. Aunque importante, no es lo que más. Las administraciones públicas destinan ayudas y subvenciones a las asociaciones en función del número de asociados; es pragmatismo: a mayor número de socios mayor probabilidad de optar a una ayuda; al fin y al cabo, son posibles votantes. Para una asociación lo verdaderamente importante es el número de personas implicadas en el necesario trabajo diario (e ingrato) por sacar adelante los proyectos para el cumplimiento de sus objetivos. Al fin y al cabo, es por altruismo por lo que se trabaja en el seno de una asociación, ¿o pensáis que una entidad sin ánimo de lucro, con presupuestos mínimos, escasos e insuficientes, permite el enriquecimiento económico personal de alguno que otro? Obviamente no.
El silencio de los corderos, y su transformación en un Grito de guerra está en las manos de todos vosotros.

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